Existen 2 razones principales por las cuales se han observado que la población juvenil ha sentido con mayor impacto los síntomas al colocarse la vacuna frente a la población adulta mayor.
La primera razón, es que depende del sistema inmunológico. Nuestro sistema inmunológico produce anticuerpos específicos que actúan para destruir al patógeno y frenar la enfermedad. Al haberse producido una respuesta, se crea células de memoria generadoras de anticuerpos que se mantienen vivas luego del ataque. Sí el cuerpo se ve expuesto a esto otra vez, se activará las células de memorias para frenar ello, y protegerte de la enfermedad.
Además, el sistema inmunitario de un joven es más reactivo a diferencia de un adulto, por eso es importante destacar que el sistema inmune de un adulto se le denomina inmunosenescencia que con el tiempo va funcionando menos, y no responde a la vacuna de la misma forma. Sumado a esto, la población adulta genera una respuesta inflamatoria a un antígeno en donde su memoria inmune es más amplia, y eso hace que no reaccione con tanta frecuencia.
La segunda razón, es que si has sufrido de COVID-19 anteriormente, es mejor esperar a los 90 días, ya que tienes los anticuerpos de la enfermedad natural, y es el tiempo necesario para mejorarse y recuperarse.
Además, se ha evidencia que ha generado mayores síntomas en personas que se han inyectado la vacuna, y previamente han sufrido COVID-19, y la explicación a ello es que el cuerpo considera una posible reinfección, por esa razón, activa el sistema inmunológico para atacar y protegerse de la enfermedad.
Finalmente, lo más recomendable es ser responsables con nuestra salud y vacunarnos porque nos ayuda a disminuir las probabilidades de enfermarnos de covid-19 gravemente, y poder llevar moderado la enfermedad sí en un futuro se presentara.
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